Queridas Familias:
Hoy más que nunca sentimos a diario una tristeza profunda en nuestro corazón por el pueblo de Ucrania.
La solidaridad rompe todas las fronteras políticas, religiosas, culturales, para instalarse en nosotros y hacernos sentir con fuerza la conciencia de toda la “familia” humana. La solidaridad supone ver las cosas y a los otros con los ojos del corazón, mirar de otra manera. Conlleva un sentimiento de fraternidad, de sentir empatía por el dolor de los otros.